QUELLI CHE... IL TEATRO: "Otello ma non troppo"




Estando de vacaciones, que también yo descanso a veces, por esas tierras de ITALIA, he podido asistir a una obra de teatro. Sí, el arte no tiene fronteras ni idioma. Bueno, eso que queda tan bonito no es estrictamente cierto, no. ¡Vaya que si tiene idiomas, incluso dialectos!

Dentro del Festival Nazionale del Teatro Popolare e Della Tradizione, celebrado todos los años en Campobasso, he podido ver la obra "Otello ma non troppo". Y sí, era en dialecto. NAPOLITANO además. Yo entiendo algo de italiano, pero sólo si es despacito y con palabras sencillas, mejor aún si lo acompañas de dibujillos explicativos y con subtítulos, y ya perfectamente si me lo van traduciendo simultáneamente. Así que, como era de esperar, no puedo hablar del contenido íntegro del texto de la representación. 

Pero eso no quiere decir que me vaya a quedar callado, of course (también manejo el inglés, también). La obra es una COMEDIA "BLANCA", ligera, y con un argumento que me recordaba por momentos a teleseries como "Aquí no hay quien viva" o "Mis adorables vecinos". La idea no dejaba de ser graciosa, ya que se supone que un director de teatro desesperado acude al resto de inquilinos del bloque, por mediación de un portero trápala y buscavidas, para montar "Otello". A partir de ahí y merced a un elenco de "personajes", nunca mejor dicho, los despropósitos se suceden. Tenemos desde una vecina cotilla y ordinaria a una vidente reprimida, pasando por un pescadero de los de toda la vida, de esos que se arremangan en la plaza y gritan tanto que parece que su pescado es el más fresco. Momentos divertidos los hubo, por supuesto, como cuando el portero saca una escopeta de plástico para el asesinato de Otello, o llaman a la vecina cotilla por el móvil en plena actuación. De ese "humor para el pueblo", sin demasiada mala baba, simple pero efectivo (¿a quién no le gusta una broma sobre tetas, eh, a quién?).   

La ESCENOGRAFÍA era sencilla, y no hubo cambios en la misma. Todo transcurre en una habitación del bloque de apartamentos. 

La ILUMINACIÓN, como otros aspectos técnicos, se reducía asimismo a lo básico. 

Habida cuenta que los que organizaban el festival eran una asociación de vecinos y que no contaban con financiación pública, bastante digno era. En mi barrio, y no es poco, ponen una piscinita de plástico en un patio, para que se refresquen los zagales en verano. 

El EQUIPO ACTORAL era bastante aceptable, sobre todo si te gusta este género, ya que parecían el prototipo de actores y actrices que van a hacer reír sí o sí, te pongas como te pongas. Dominaban la  voz, sabían respetar los silencios y controlaban el espacio. 

PERSONALMENTE no es el tipo de teatro con el que más disfruto, pero lo cierto es que transmitían lo que querían, incluso a mí, extranjero idiomáticamente negado y palurdo. Y hay que reconocer el mérito de todos los implicados, que a base de ilusión, aportaciones privadas y poco más, logran hacer sus montajes, en los que además defienden y mantienen vivas sus costumbres, su dialecto y su sentido del humor. 

Vamos, que al final sí que va a ser verdad lo de que el arte no tiene fronteras ni idioma. Ni dinero.

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