Rafael Mendizábal: Crímenes Horrendos




He estado leyendo, en los escasos ratos muertos que atesoro cada día, los pequeños textos que componen esta obra: CRÍMENES HORRENDOS.

No conocía al autor, RAFAEL MENDIZÁBAL (sigo siendo un ignorante recalcitrante, lo reconozco), y lo cogí de la biblioteca casi por casualidad. Buscaba obras mínimas, fragmentos de algo, brotes de genialidad, pildoritas de teatro. No tengo tiempo para leer más. Triste motivo para seleccionar el objeto de lectura, me consta, pero que en este caso ha sido una estrategia productiva.

El caso es que el título me llamó la atención. Luego ojeé algunas escenas y me lo llevé a casa, con morbosa CURIOSIDAD.

La obra está confeccionada a base de monólogos, casi siempre, protagonizados por personajes variopintos, pero que comparten una misma característica. Son horrendos. Sus crímenes y ellos mismos.

Estas pequeñas escenas suelen ser un ALEGATO acerca del por qué y el cómo se perpetró el crimen de turno, desde el punto de vista del autor, es decir, con un enfoque original y plagado de ácida ironía. 

Crímenes tan horripilantes como el de Carlos, el de Cesáreo, el de Marisita, y un largo etcétera de personas aparentemente corrientes, paisajes comunes de nuestros pueblos y ciudades, que enramblan las páginas, impregnándolas de un cierto tufillo angustiosamente reconocible. 

Todos podrían ser hechos reales, de hecho puede que lo hayan sido, y sólo la mirada punzante y mordaz de Rafael Mendizábal hace que no cierres el libro de un golpe, horrorizado por la crueldad y la cotidianeidad de lo descrito.

Es un EJERCICIO inquietantemente divertido  jugar a meterte en la piel de esa ama de casa que, harta de los malos tratos de su marido, decide rebanarle el cuello; o calzarse las botas de ese chaval que no puede soportar más la enrarecida convivencia con su tía anaftalinada y su cotorra y les retuerce el pescuezo a ambas; o vestirse con la sotana de ese cura de pueblo que acaba a escopetazos con la chismosa de la región, cansado de que le reviente todas las bodas con confesiones inmorales. 

Y como ACTOR, debe ser toda una experiencia dar vida, una tras otra, a estas personalidades que franquean los límites de lo moral como quien baja a comprar el pan.

Me recuerda, en otros CANALES DE EXPRESIÓN, a cómics como "Museum", de F. de Felipe, otro alarde de enfermiza imaginación. 

Historias crueles, ocurrencias mordaces, surrealismo macabro, escenas brutales, crímenes horrendos, en último término, como los que todos hemos imaginado realizar alguna vez.¿O no?

http://www.elpais.com/articulo/Necrologicas/Rafael/Mendizabal/tardio/prolifico/autor/teatral/elpepinec/20090803elpepinec_2/Tes
http://www.pedrovillora.com/textos/prologosintroducciones/174-rafael-mendizabal-crimenes-horrendos.html

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