El sábado, de nuevo una clase del taller de cine. Esta vez, le tocó el turno a la FOTOGRAFÍA. Y tuvimos de invitado a David Ávila, director de fotografía, como docente.
Me dio una sensación bastante buena, en cuanto a sus conocimientos y motivación, pero debió comer algo en mal estado antes de venir, porque sufría de una aguda incontinencia verbal. O eso, o era yo el que desayunó de manera deficiente, y mi rendimiento cerebral era nulo. Qué torrente de palabras, de conceptos nunca oídos por mí, qué cascada de INFORMACIÓN... No sabía si alegrarme o llorar. Pero pasada la resaca, me alegro.
Fue una clase bastante curiosa. Ahora, hay alguna cosa más que me suena, dentro de esta maraña técnica. Poco a poco, como dicen, se hace limando de una viga, un aguja.
Y algún día... sabré.
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