LABORATORIO TEATRAL: Marat - Sade



Este año, como montaje del LABORATORIO TEATRAL de la UPMJ, hemos trabajado la obra "Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat, representado por el grupo escénico del hospicio de Charenton", más conocida como "MARAT-SADE". 

Esta pieza teatral fue escrita en 1964 por el dramaturgo alemán Peter Weiss, y fue objeto en 1967 de una adaptación cinematográfica a cargo de Peter Brook, lo que le dio más fama y protagonismo aún. "MARAT-SADE" se considera una de las obras emblemáticas del ya fallecido siglo XX, y tiene unas peculiaridades que la revisten de una idiosincrasia muy especial.

Se trata de una obra de ficción basada en HECHOS REALES (la estancia del Marqués de Sade en el hospicio de Charenton, donde llevaba a cabo montajes teatrales con los pacientes); asimismo, los supuestos actores de la representación son ENFERMOS MENTALES, en su mayoría, y SERES MARGINALES en su totalidad; y el mensaje que se transmite habla de un aspecto tan espinoso y polémico como la REVOLUCIÓN FRANCESA, más como concepto general y reivindicativo que como momento histórico concreto.

La complejidad que encierra la obra, así, es abrumadora. Para más inri, las comparaciones con la versión de Peter Brook son inevitables, dejando el listón muy alto. 

Nos enfrentamos al TEXTO, en su versión de Alfonso Sastre, con respeto y cuidado. Poco a poco fuimos realizando un proceso de despiece y reconstrucción, tomando decisiones acerca del tiempo y características espaciales con las que íbamos a jugar. 

Reducido el texto y adaptado a nuestra visión, comenzamos el trabajo de diseño de la ESCENOGRAFÍA, del VESTUARIO y del ATREZZO, a grandes rasgos. 

El tiempo se nos echa encima de golpe. Decidimos adelantar el estreno un mes, en un intento por incluir la obra en un festival. Viene el estrés, compañero infatigable y enemigo fiel del actor. 

REPARTO de PAPELES. Hacemos algún casting entre los alumnos del taller y, viendo las circunstancias concretas de cada quién, se asignan los papeles definitivos. A mi me toca MARAT. Me encanta.  La exigencia es grande, el compromiso también. El director, Miguel Karames, demuestra tener bastante bien ojo, ya que casi todos los actores se calzan su personaje con naturalidad, como un zapato hecho a medida. 

El trabajo de MEMORIZACIÓN comienza. Esta es la parte donde siempre hallo más dificultades. Mi trabajo me limita mucho el tiempo, y en este momento concreto atravieso unas circunstancias vitales complejas, que me dificultan aún más la tarea. Me llevo mis papeles allá donde voy. Caminan conmigo por la ciudad, viajan en el bus, van al baño cuando yo, comen conmigo, duermen en mi almohada. Nos unimos de manera indisoluble. Somos uno. No basta. Hasta que empiezan los ensayos de los movimientos, no interiorizo la totalidad del texto. 

Seguimos buscando la ESCENOGRAFÍA adecuada, dándole vueltas a los conceptos clave y mirando "con ojos de cabra" (como dice Miguel) nuestro entorno y nuestra realidad más cercana, en busca de respuestas. 

Todos hacemos de todo, si bien hay responsables de área que coordinan y aúnan esfuerzos. Las ideas de la gente se vierten en las sesiones, debatimos, discutimos, aportamos y consensuamos. Luego el director añade su criterio y se decide. 

El tiempo sigue corriendo más que nosotros.

Pero por fin tenemos bañera. 

ENSAYOS, y más ensayos. Hasta el agotamiento, hasta la extenuación. Nuestras vidas sociales desaparecen, nuestros temas de conversación se convierten en sólo uno, comemos el texto, cagamos el texto, sudamos el texto. 

Todos fuerzan sus LÍMITES. Sacamos tiempo y energía de donde no lo hay. La mayor parte de los alumnos somos personas que tienen un trabajo aparte del teatro, con sus obligaciones y responsabilidades. Todo queda aparcado. 

Ya no somos actores, somos nuestro PAPEL. El enfermo que hay en nosotros sale al exterior, a pasear, y se instala en nuestra casa, hace el amor con nuestras mujeres y hombres, duerme en nuestra cama, conduce nuestro coche y usa nuestro cepillo de dientes. El papel dentro del papel nos carcome la moral. Somos actores que hacen de locos que hacen de personajes históricos de la Revolución. El trabajo se acumula. Salen tensiones, afloran dudas, se manifiestan los miedos. 

Poco a poco, la LUZ. Todo empieza a cobrar forma. Nos ayudan personas de fuera. Necesitamos más locos, necesitamos ayuda de una escenógrafa, Belén, y la UPMJ nos hace los carteles. La cosa avanza, nos guste más o menos, imparable ya. 

Por fin, el ESTRENO. Se grita REVOLUCIÓN en una reducida aula, que se transforma en los baños de un antiguo hospicio por la magia del teatro. Una exhibición de SUDOR y ENERGÍA que brota de los poros de las pieles cansadas, blancas y enfermas (no solo figuradamente) de cada uno de nosotros. 

El RESULTADO es bueno. Me siento bien. Orgulloso de lo que veo, de lo que siento en el escenario. Hay fallos, siempre los hay, sobre todo de ritmo, pero creo que lo que hacemos TRANSMITE. El trabajo de mis compañeros, al igual que el año pasado, me sorprende por su rigor y profesionalidad. Somos alumnos de un taller de una Universidad Popular, con todo lo que ello conlleva, pero en las tablas no veo eso. Veo un grupo de actores que CONVENCE,  y un montaje que podría ser producto de una compañía seria, de esas que se ganan la vida con esto. 

El trabajo está hecho. La semilla, sembrada. Ya sólo queda regar y dejar que crezca con fuerza.

Y ahora, hasta mayo.

Esperamos.

 

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