Ayer me encontré con este personaje, mientras caminaba por la ciudad.
Perteneciente a la estirpe de los "cuentacuentos", esos animalillos extravagantes y juguetones que alteran la realidad y la convierten en algo más manejable, moldeable, amigable, y en todas las cosas que acaban en -able.
Este individuo nos contó una sencilla historia, ayudado sólo por cucharas de palo, convenientemente disfrazadas, para que el dueño de la cocina de la que han debido huir no las reconociera.
Simpático, y sin pretensiones, contó su cuento, acto típico de su especie, y se marchó.
Qué delicia ver la cara de los padres y madres, cuando al final de la historia, el príncipe se casaba con el hermano de su pretendienta.
Humilde, sencillo y sin entrar en debates morales ni aspavientos, nos coló el valor de la tolerancia.
Ea, pa que luego algunos se gasten millones en campañas macropantagruélicas.
Extraño animal este, que viene, deja el poso de su mensaje y desaparece.
...Y poco a poco se van formando personas.
1 comentarios:
Hola, soy Sera, de la compañía Factoria Los Sánchez (educador social en alaska). Quería felicitarte por tu blog y también saludarte. Creo que tenemos (educación, teatro) bastantes cosas en común.
Un abrazo
Sera Sánchez
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